sábado, 22 de septiembre de 2007

Lección de amor

Siento que debo anunciarles el hecho más excelso, el acontecimiento que dio luz a mi vida. Porque, además, soy testimonio del amor del Dios único. Del Dios del universo. De nuestro Creador. Y no puedo callar su gracia. Puede ser tu historia también. Acompáñame en el dulce relato que sacó mi alma del Seol, el cuentito de noche eterno y mi nueva meta.

Las personas que me conocen pueden dar fe de mi insospechada actitud de relajo, de mis sonrisas placenteras acaso perversas, de mi iniciativa por pasar momentos de "alegría", de mi convicción de ser feliz. Los que están más integrados a mí, fueron testigos de mi tristeza emocional oculta bajo el título de 'alter ego'. De mi depresión absoluta y mordaza por falta de amor. De mi inconformismo por la vida que llevaba. Del miedo, del terror con el que me despertaba cada mañana para continuarla en las noches con pesadillas que resultaban más placenteras pues éstas no eran como cada día vivido. De mi búsqueda de la felicidad pretendiendo no ver al único que podía birndármela.

'¡Aquí estoy!': la frase más sublime que pude oír. Fuí partícipe del evento de amor. Estaba sumergido en fangos de muerte, de terror, de odio, de iniquidad. De pronto, cuando no había solución, cuando detestaba seguir con esta muerta vida, cuando los mounstruos habían, quizás, logrado su cometido de mantenerme en la ciénaga consumido en mi propia crapulencia. Logré, con poco esfuerzo, vislumbrar en la bóveda cubierta de niebla, de nubes estentóreas y ponzoñosas, una mano. Una mano amiga. Logré ver vida. Y me di cuenta de que siempre había estado ahí. Esperando. Con ternura infinita.

Desesperado, sin aguntar más un minuto sin Su presencia. Alcé mi débil y tullida mano hacia Él. Y pude saber que a cada instante Él intentaba conquistarme. Que todo lo que he visto, me ha robado una sonrisa o captado por unos segundos mi atención había sido Él, llamándome. Que jamás me dejó de lado. Que olvidé verlo. Sólo, como un niño, me entregué a Él. En ese momento el reloj se detuvo, no existían conocimientos, ni fuerza, no existía el espacio, ni habían sueños. Sólo éramos Él y yo. Su gracia y su perdón me acogieron en forma de un abrazo. Sentí su calor, su presencia en mí.

Fui feliz, fue el mejor momento de mi vida. Soy feliz. Y estoy dispuesto a hacer Su voluntad. No voy a volver atrás, no ahora que pude ver su luz. No hay nadie como Él. Alguien dijo alguna vez: "Gracia es recibir lo que no merecemos. Misericordia es no recibir lo que sí merecemos". Debemos entregarnos a Él para conocer Su gracia. Mi vida ahora Le pertenece. A pesar de haber perdido amigos, de renunciar a cosas que me gustaba hacer, todo vale la pena, créanme, si Él está contigo.

"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Rom. 3:23)". Debemos reconocer nuestra condición de pecadores en primer lugar. "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom. 5:8)". Somos salvos por Él, sólo debemos creer en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y ser testigos de su gracia porque "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1º Juan 1:9)".

Entrégale tu vida a Cristo. Los que me conocen saben que esta decisión no fue tomada a la ligera, lo busqué en la filosofía, en la ciencia, en mil vanas reflexiones; cuando Él estaba a mi puerta. Él te dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Apoc. 3:20)".

Gracias Dios.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Es extranio, pero ste scrito, aunq igual al anterior, me gusto más, lo senti más =|

Me gusto leerlo, me senti iamada para encontrarme con Él

Fue una sensación de tranquilidad...extranio en mí =O

Pero mui genial. A parte de que sabes darle vida a la palabras, escribes cosas relevantes a reflexionar...

Ergo, demasiado genial ste scrito tuio =D

Koala dijo...

[...Se alegra tanto de hayas vuelto a casa ...tienes vida, tienes dueño y eres querido]

Gracias le doy a Él por sus demostraciones inesperadas y esperadas de su gran amor.

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