boomp3.com
De pie me encontraba, aquel cuarto oscuro, cuando vi Tu luz que me hizo caer, rodar, llorar...
Tu gloria fue demasiado para mi vida, cambió mis pasos, cambió mi mente, cambió el rumbo de un simple mortal. Tus ojos me enamoraron y mis labios repitieron tus sublimes cantos, sin saber que pactaba mi vida cotigo.Ya no pudo ser igual, sólo... todo había cambiado.
Tormentas arrasaron, diluvios inundaron, llamas quemaron...
Al final de cada día, en tu nido de vuelta, veía que Tu poder sobrepasaba cualquier límite. Que Tu voz calmaba el desasosiego de la tormenta. Que Tu mano secaba la Tierra y la adornaba del hermoso arcoiris. Que Tu aliento hacía temblar al fuego consumidor que terminaba apagado. Papá, ¿cuánto más poder tienes? Sonreías.
Te amo, retumbaba los montes, iniciaba el crepúsculo. En pequeñas cosillas, insignificantes para cualquiera, me demostrabas increíbles milagros. Vimos gente sanada, mucha gente nueva bajo tu protección. Me mandabas recados, yo feliz, a Tu lado, los hacía. Juntos para siempre. Sabías cuánto te necesitaba, cuánto te anhelaba mi ser. Viniste a tatuarte en mi vida. Viniste a ser la mejor parte de mí. En sueños, incluso, te encontraba.
Es hora de aprender a volar.
Bueno, vamos pues.
Es hora de que lo hagas solo.
Me voy a caer si no vienes, vamos.
Estoy aquí, en la misma rama en que me conociste. Vamos, tú sabes que quiero llevarte a lugares altos. Para eso, necesito que estes adiestrado para llegar a otros montes. Yo puedo hacerlo, tú, para empezar necesitas agitar esas alas y llegar hasta esa otra ramita que está cerca.
Me da vergüenza caer, me da miedo ir sin ti. En el nido todo es mejor ¿no? No quiero hacerlo, no puedo hacerlo.
Inválido, pajarillo sobreprotegido, ya era hora. El entorno espectante, yo cobarde. De pronto, mi armadura ya no se desgastaba, no tenía excusa para buscar que la renovarás. De pronto, mis alas no evolucionaban, no podía obedecerte sin cuestionar como antes. De pronto, ya no quería mirarte, siempre te encontraba amoroso y, a pesar de todo, orgulloso y esperando. Indigno, esperé, temí, no actué, ni lo intenté.
Estabas a mi lado, pero te sentía tan lejos...
Recibías mi desesperado abrazo cuando corría hacia ti, pero Tu respuesta era siempre la misma: Levántate, vuela. Era un Mefi-boset que jamás conoció a David. Era un Jonás instalado en Tarsis. Era un Moisés muerto en Madián. Era un Pedro con la cuarta negación. Pero mi negación no era hacia otras personas, sino hacia mí mismo. Aquel día en que apagamos las llamas, yo vivía de Tu poder. Ahora lo negaba con mi desconfianza.
Sentado, viéndote esperándome, repase nuestras aventuras. En montes, en hogares, en calles. Todo lo hicimos juntos, y me prometiste que siempre sería así. No has roto tal promesa, me creaste para pelear. Y siempre estarás conmigo. Aquel Dios que me engreía, es el mismo que me reta. Aquel Dios que me sanó, es el mismo que me esfuerza. Aquel Dios que me entrenaba, es el mismo que me manda a la guerra. Aquel Dios que me salvó la vida, quiere que renuncie a ella y viva en Él.
Ya no me importa nada...
Acaso si resbalo al precipicio, ¿tu Mano no estará esperándome abajo? Acaso si mis enemigos se juntan contra mí, ¿tu Voz no los hará temblar de terror? Acaso si caigo enfermo, muerto en vida, ¿tu Sangre no podrá vencer cualquier iniquidad? Acaso si ataco a otras huestes en Tu nombre, ¿tu Espíritu no me dará la victoria? Acaso si en uno de mis intentos caigo y muero, ¿tu Eternidad no me hará el ser más feliz de la tierra?
"Pagaré lo que prometí... (Jonás 2:9)"
El pajarillo hoy a despertado, es un día radiante. Se asea y acicala. Corre de frente a su Padre, lo abraza, lo besa. Confío en Ti. Y antes de que cayera la primera lágrima, levanta la mirada hacia el azul firmamento, toma vuelo, corre aproximándose a la orilla de la rama y salta...
"Reedificarás las ruinas antiguas, levantarás los lugares devastados de antaño, y restaurarás las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones (Isaías 61:4)".